Película
imprescindible para entender el tabú cultural de la no-representabilidad de la
Shoah, defendida por Claude Lanzmann, y puesta en cuestión aquí por el cineasta
húngaro, postura que le ha valido el Oscar a la mejor película extranjera y el
Gran Premio del Jurado del último Festival de Cannes. Nos enfrentamos a la
dialéctica entre lo que ve y escucha Saúl, un miembro de un Sonderkommando –aquellos que se
encargaban de quemar los cadáveres de los prisioneros y limpiar las cámaras de
gas– que encuentra cierta supervivencia moral tratando de salvar de los hornos
el cuerpo de un niño. Empeñado en un gesto moribundo, enterrar el cadáver de un
hijo inventado, Saúl se enfrenta al espacio de la muerte de la Shoah, no así el
espectador. El cineasta sitúa toda la maquinaria asesina fuera de campo y fuera
de foco. Dentro de un deliberado encuadre del formato 1:1,33, el espectador
apenas intuye visualmente la monstruosidad genocida, que sólo llega como banda
sonora trabajada para dar forma a una devastadora inmersión sensorial en el
corazón de la barbarie.
Título Original: Saul fia
Nacionalidad: Hungría
Año de producción: 2015
Dirección: Laszlo Nemes
Intérpretes: Géza Röhrig, Levente Molnar, Urs Rechn, Sandor Zsoter
Duración: 107 min
Vea el tráiler:
https://www.youtube.com/watch?v=Kvux1G32C2g
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